Blogia
vocessusurrosrumorygritos

cuento chino

UN CUENTO CHINO
Jien Yu pregunto a Xui Fan:
- ¿Qué hay de cierto en lo que comentan sobre la muerte de Zhuang?
- No sé a qué te refieres – respondió Xui Fan - . Zhuang murió en la fiesta en honor al aniversario del duque de Wei. Nada incierto o dudoso hay en esto, es un hecho sabido.
- Me refiero – dijo Jien Yu- a lo que comentan los seguidores de Qun. Cierto es que se produjo la muerte de Zhuang, mientras Zhao Wen tocaba el chin y Hui zi disputaba, apoyado en su parasol, sobre la unidad y la dualidad, pero lo que comentan los hombres del pueblo es que nadie se preocupo de esa muerte y que esa muerte no vino por el agotamiento de sus vísceras y de su espíritu, sino por el cuchillo afilado que el duque de Wei hizo hundir en su espalda.
Xui Fan se echó a reír y un pájaro, asustado por sus carcajadas, alzó el vuelo.
- Zhuang tenía gran amistad con el duque de Wei. Durante la fiesta quiso espantar a una mosca que, desconocedora de la cortesía debida a un noble, no cesaba de importunar alrededor de la cabeza del duque. Esté, sin embargo, se espantó ante los manotazos de su servidor y cegado por el vino, destrozo la cabeza y el pecho de Zhuang. Aquel mandarín había obrado movido por su amor al duque, más las consecuencias no pudieron ser más desastrosas; ¿no es, pues, menester ser prudentes?
Jien Yu se revolvió en su asiento, atribulado, antes de volver a importunar a Xui Fan.
- No obstante, Qun se pavonea con musicales lamentos del destino aciago de Zhuang y no lo encuentra gracioso. Dice que además los invitados continuaron al poco del asesinato con la fiesta, como si nada hubiera ocurrido.
- ¿Y qué es lo que ocurrió? En el mar del Norte hay un pez cuyo nombre es Kun, cuyo ancho es superior a los límites del estado de Yan y cuyo largo es casi incontable. Y hay un pájaro, nombrado Peng, cuyas espaldas semejan a la cordillera del Taishan, y sus alas a las nubes que ocultan el cielo. Y, sin embargo, son tan solo dos briznas de hierba. Ji respondió a Tang que más allá de lo ilimitado sigue sin haber límites. En un espacio sin límites hay un número ilimitado de Jien Yu y de Xui Fan teniendo esta misma conversación en un ilimitado número de mundos y un número ilimitado de Zhuang que ya murieron al nacer, o que son emperador o en realidad son una mariposa que sueña. En un espacio sin límites, ¿qué importa el Kun, el Peng o la muerte de este Zhuang?
De todas maneras, te lo explicare. El anciano Shi había pedido ser relevado del servicio, en vista de lo cual Wei nombró a Zhuang. Grandes cacerías y banquetes llenaban entonces los días del condado de Lu. Los de Qi enviaron una orquesta de mujeres y por tres días no hubo audiencia en la corte; por esto mismo el tonto de Qun, avergonzado, se marchó de allí inmediatamente, antes de poder presenciar la muerte de Zhuang. Cuando esta se produjo, los amigos se apartaron, las mujeres se vistieron y los músicos callaron. Hasta Hui zi, apoyado en su parasol, calló. La cólera del duque de Wei se desvaneció, dejando paso a la conciencia de su culpa, al dolor y a la desesperación. Se tendió a llorar y a lamentarse, gritando el nombre de su amigo asesinado. Los invitados, preocupados por el duque, se reunieron para juzgar su muerte y fallar que su muerte había sido justa. Dijéronse que fue culpa del vino, de la oscuridad, hasta del propio Zhuang. Nos pasamos la vida lisonjeando y adulando a los duques; embellecemos nuestros discursos con metáforas y adornos para ganarnos a la gente, y nunca y en nada reconocemos nuestro mal obrar. Decimos para nosotros mismos que todos los hombres son malvados o idiotas, cuando el colmo de la estupidez es no reconocer que somos parte de ese vulgo inmenso. Cuidamos de nuestra ropa, concertamos sus colores, adornamos nuestro aspecto, y lo hacemos para agradar a otros, no para nosotros y nuestra comodidad o dignidad. Entonces, Hui zi se acerco a los invitados, dejando caer su parasol. Expuso, para despejar la inocencia de Wei, el dialogo donde la Sombra no sabe dar razón de sus movimientos a la quieta Penumbra, aunque intuye que sus movimientos dependen en realidad de otro, del cuerpo del que ella es mera proyección, y no de ella misma. Del mismo modo, arguyo, los hombres actuamos no por nuestra voluntad, sino movidos por pasiones y opiniones sobre las que no tenemos ninguna potestad ni control absoluto, de la misma manera que no hemos podido decidir nacer con más de nueve orificios o seis vísceras, o nacer como el duque de Wei o el loco Yangcheng. Un perro rabioso mata al hijo de su amo, ¿cómo podemos culparle de ser lo que es? ¿Acaso, si al millón de criaturas le hubiera sido dado elegir su destino y conformación natural y moral no estaríamos ahora en un mundo poblado por un millón de emperadores?
- ¿Entonces, es eso lo que ocurrió, maestro? Pregunto, por última vez, Jien Yu.
- ¿Qué se yo lo que ocurrió? Digamos que también es posible que Zhuang fuera una mariposa que soñaba que era mandarín y que la muerte de Zhuang fue el despertar de la mariposa de un mal sueño; o que lo único que ocurrió fue la muerte de Zhuang, nada más. ¿Por qué este interés de Jien Yu en la causalidad? Sí Liji, la hermosa hija del guardián de la frontera, te ofreciera compartir su lecho y comer sus exquisitos manjares, ¿te demorarías en establecer las causas de semejante acción? Al hombre perfecto le son indiferentes semejantes distinciones, no se preocupa de la infinita operación de diez mil causas entreveradas.
Tras esta conversación, Jien Yu abandono para siempre a su maestro Xui Fan, el tercer duque de Wei y asesino inexcusable de Zhuang, hermano mayor del antiguo alumno Jien Yu.

0 comentarios