la actitud mental
Nuestras actitudes mentales matizan nuestro mundo subjetivo, de tal manera de canalizar todo cuanto somos, sentimos y pensamos; es por ello la gran importancia de transformarnos en seres positivos, porque de esta forma seremos más felices y sobre todo podremos ayudar mejor a nuestros semejantes.
Cuando una persona por diferentes motivos estructura en su mente una actitud negativa, empieza a morir en vida, realmente se encuentra como dormida ante la realidad maravillosa que la envuelve por doquier.
¿Escogemos nosotros nuestra actitud ante la vida?, de nosotros depende el tipo de actitud mental que tenemos, sin embargo esto no lo hacemos consciente, ni voluntariamente, vamos formando nuestras actitudes con las experiencias que hemos vivido, somos un resultado de lo que nos ha sucedido y de cómo hemos interpretado esa realidad. Esto es importante, porque quizá no podamos cambiar las circunstancias a nuestro alrededor, pero siempre podremos cambiar la manera de percibir, sentir y comprender dicha realidad.
Lo que tratamos de aprender es el cómo poder transformar nuestra actitud mental, de negativa o semi-negativa en positiva, sabemos que esto es posible y deseable.
¿Qué necesitamos para lograr lo anterior?, primero el deseo o la necesidad del cambio, muchas veces se requiere caer muy bajo, estar en el fondo de la desesperación, para realmente querer salir adelante, es cuando el ser que está caído clama desde el fondo de su alma, por esa ayuda especial para poder respirar y volver a vivir.
En segundo lugar necesitamos un plan de acción concreto y específico, que nos muestre el camino hasta nuestra meta final: la creación de una nueva actitud mental.
Y en tercer lugar, la acción, firme y persistente para ir avanzando gradualmente, sin prisa pero sin pausa al logro de nuestras aspiraciones más profundas y sentidas.
El deseo, un plan de trabajo y la acción, son la trinidad para conseguir todo cuanto necesitamos en nuestra vida personal.
Precisamente todo cuanto hemos estudiado ha tenido como objetivo el ir formando y estructurando nuestra actitud mental, de una manera más positiva para el bien de nuestros semejantes, de nuestro entorno ambiental y de nosotros mismos.
Para practicar lo anterior recomendamos esta sencilla práctica:
1. Pensar y sentir algo muy positivo y revisar su expresión corporal, se puede caminar o estar sentado. Por ejemplo: imaginar alguna situación donde nos sentimos perfectamente bien, cuando todo nos resultó favorable y benéfico.
2. Pensar y sentir algo muy negativo y revisar su expresión corporal, se puede caminar o estar sentado.
3. Ahora, sin cambiar los pensamientos, comenzamos a transformar nuestra expresión corporal, asumiendo una actitud positiva como en la primera parte del ejercicio (punto 1.). Notaremos inmediatamente que al cambiar la expresión corporal, cambia también el contenido mental.
Autor: Rolando Leal. www.librosenred. com/ld/roleal/
Del libro: APRENDE A SER FELIZ controlando tus emociones.
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