No siempre todo mi cuerpo
te requiere.
No siempre mis manos soportan
deambular como serpientes ebrias
e impacientes por tus alrededores.
No siempre tu boca es la clave de
todos los paraísos que albergas.
No siempre este mundo ni estos días
me conceden tu voluntad libre y errante,
cómplice incondicional en la odisea
de mis instintos clandestinos,
prosélita de mis lunáticas pasiones.
Amor y olvido y sangre.
No siempre, amor mío, tienes voz
ni criterio sobre mis actos de
cazador selectivo y despiadado.
Y juego a ser Dios de tu universo;
creo y deshago con un gesto
soles y fronteras, otorgo con mis manos
bienes y pobrezas y destierros,
para acabar rindiéndome culto;
desorientada reclamas con plegarias
mi presencia.
Soy el rey de la anarquía
en los placeres de los sueños
que sabes que te han concedido,
y que no has tenido todavía.
No siempre todo mi cuerpo
te requiere, patria mía,
pero siempre son tus tierras
el único destino perpetuo,
morada inagotable donde
experimentan mis sentidos.
te requiere.
No siempre mis manos soportan
deambular como serpientes ebrias
e impacientes por tus alrededores.
No siempre tu boca es la clave de
todos los paraísos que albergas.
No siempre este mundo ni estos días
me conceden tu voluntad libre y errante,
cómplice incondicional en la odisea
de mis instintos clandestinos,
prosélita de mis lunáticas pasiones.
Amor y olvido y sangre.
No siempre, amor mío, tienes voz
ni criterio sobre mis actos de
cazador selectivo y despiadado.
Y juego a ser Dios de tu universo;
creo y deshago con un gesto
soles y fronteras, otorgo con mis manos
bienes y pobrezas y destierros,
para acabar rindiéndome culto;
desorientada reclamas con plegarias
mi presencia.
Soy el rey de la anarquía
en los placeres de los sueños
que sabes que te han concedido,
y que no has tenido todavía.
No siempre todo mi cuerpo
te requiere, patria mía,
pero siempre son tus tierras
el único destino perpetuo,
morada inagotable donde
experimentan mis sentidos.
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