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La Palabra

La Palabra

 

 PEDRO CENTENO VALLENILLANo disponible
La Mulata Ana Remedios
1960 circa | óleo sobre tela | 74 x 101 cms.
Pintor Venezolano

 

La Palabra

Existe una leyenda que dice que en una ocasión, un sabio maestro se dirigía
a su auditorio dando lecciones sobre el poder sagrado de la Palabra, y la
influencia que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.

"Lo que usted dice no tiene ningún valor"- le gritó un señor que estaba en
el auditorio.

El maestro le escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le
gritó con fuerza: "Cállate y siéntate, idiota".

Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó varios
insultos y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y te dijo:
"Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras
excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo".

El señor se calmó y le dijo al maestro: "Le entiendo, y también pido
disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear
sino para mirar otras opciones".

El maestro le sonrió y le dijo: "Perdone usted que haya sido de esta manera,
pero así hemos visto todos del modo más claro, el gran Poder de las
palabras: Con unas pocas palabras te exalté, y con otras pocas le calmé"

Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella.Tienen
poder e influyen positiva o negativamente. ..

Las palabras curan o hieren a una persona.
Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos
elogiaban el Silencio.
Debemos cuidar nuestros pensamientos, porque ellos se convierten en palabras
por lo cual, debemos cuidar las palabras porque ellas marcan nuestro
destino.

Meditar para saber cuándo y cómo hay que comunicarse, y cuándo el silencio
es el mejor regalo para uno mismo y para los que amamos es un deber
primordial.

Un sabio sabe cuándo hablar y cuándo callar. Lejos estoy de eso aún. Y digo
aún porque tengo fe en que algún día lo lograré… Quiero pensar que sí; y ya
estoy hablando de más.

Debemos cuidarnos muy bien antes de hablar, y sobre todo cuando estemos
enojados o resentidos. Hablemos sólo cuando estemos en paz. Las Palabras
tienen poder y el viento nunca se las lleva.

Las palabras son como una bala que se dispara… Una vez salida del arma; ya
no regresa; y puede herir, matar o asustar a alguien.
Si cuidamos que el arma no se dispare, la bala puede incluso salvarnos la
Vida.
Sólo se trata de saber cuando apretar el gatillo de la vida.

Mario Pastorini Mahler
Graciela E. Prepelitchi
Tres clases de personas son infelices:
el que no sabe y no pregunta;
el que sabe y no enseña;
y el que enseña y no actúa.
V. Beda

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