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Serie Cuento/ Venezuela/ El hijo que compartío la buena fortuna. Agustín Berzarez M.

Serie Cuento/  Venezuela/ El hijo que compartío la buena fortuna. Agustín Berzarez M.

El Hijo Que Compartió Con El Padre Su Buena Fortuna

 Salmo 83- (84) “ Felices aquellos cuyas fuerzas vienen de ti, y tienen su corazón puesto en tu camino santo; dichoso el hombre que confía en ti, él recibirá gracia y gloria, si camina con inocencia”.  

            Paquito está inquieto, él sabe que su papá confronta quebrantos de liquidez monetaria, le ha oído comentar, que es necesario buscar economías, para comprar toda la requisitoria necesaria para ingreso del hijo al liceo militar Jáuregui, y esto lo afecta emocionalmente. Él habla con el papá y le comenta que no se preocupe, que Dios es un buen fiador, que el hombre que confíe en Él, recibe gracia y gloria, si sabe caminar con inocencia. Y así se tira a la calle buscando en el camino santo la fuerza que viene del padre eterno.

 

            Hace falta, más de un contacto para sacarse de adentro el hallazgo que la buena fortuna le reparó. “¡Mira papá, lo que me encontré en la calle, cerca de la panadería el Japón!”.

 

            Un paquetico arrugado mostraba una lista larga de lo que parecía ser juego de terminales: Zulia, Chance, Táchira, etc, con combinaciones de números, mas cantidades de bolívares para cada combinación y no solo eso, también diez mil bolívares en billetes. Se marcaba la expresión de sorpresa en la cara de paquito, que no podía creer que él fuese el protagonista de tan grata sorpresa.

 

            Pero él dudaba, no quiso decir nada, pero de la larga lista de números y cantidades, ninguno fue premiado con la buena suerte.

 

            Paquito no entendía, de pronto se le ocurrió pensar que Dios no solo ayuda con hechos como el que acababa de experimentar, las parábolas con las que solía decir las cosas, se les debía buscar un significado y se le ocurre pensar en una secuencia agradable de realizaciones que  nos salpican con su pellizquito de trivialidades que él adopte cuando quiere premiar lo que parecen fantasías y con esta idea, Paquito se fue a la agencia de loterías y pidió un número: El buen hombre se equivocó y le dijo” ¡Perdón!, Le marqué el 848”. “¡ Déjelo así.!”. Fue la respuesta de paquito.

 

          La televisión distrae, además de unir edades cuando de mutuo acuerdo combinan una secuencia de programas, respetan cada guión el gusto del otro, alternando, discutiendo el horario a seguir. Pero aquel día, sábado, Paquito escondía una travesura; el programa de su preferencia fue ignorado y cambiado por un constante ir y venir y así  pasó, hasta que en una de las tantas entradas por la puerta pequeña del garaje, gritó fuera de sí. ”¡Papá , nos ganamos los terminales!. ¡Somos ricos!. ¡Dios nos oyó!. ¡Somos Ricos!”.  “ Espera hijo, explícame”. “¡ Si papá, yo jugué esta combinación y gané!”.

Efectivamente, llevado por la curiosidad, paquito y su padre salieron a la calle encontrándose con el señor de la agencia de lotería, que dijo “ ¡Su hijo ganó a los terminales!”

            Padre e hijo se abrazaron, se hicieron las observaciones pertinentes por la decisión inconsulta en la materia tan delicada y paquito contestó. “ Yo caminé tal y como dice el Salmo 83-84, con inocencia, y ganamos. Papá esta materialización divina nos acuna la esperanza, tus preocupaciones sobre mi requisitoria para el internado, son preocupaciones del Señor; Él tomó para sí la preocupación nuestra y los dos representamos la fuerza que viene del corazón”.

 

Nirgua, 15 d agosto 2007.

 

Agustín Belzares M

 

           

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