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Artículo/ Vive Al Máximo

Artículo/ Vive Al Máximo
 ALEJANDRO OTERONo disponible
Desnudo
1944 | aguada sobre madera |  35,5 x 50 cms.
Vive al máximo
Juan Carlos Caramés / jcarames@cantv.com

Estamos de paso en esta vida, y algunos de nosotros, y muchos instantes de nuestro tiempo, lo hacemos pesado, tenso, doloroso y, hasta, tedioso. Eso es precisamente, no seducir el deseo de vivir al máximo. A veces necesitamos una reflexión, una parada para llegar más lejos, una lectura para reflexionar y seducir mejor tu vida…

Siempre que experimentes algo hermoso, tenemos encuentros con nuestra alma. Ese momento de respiración interior, esa pausa y esa conciencia de lo bello, es una plegaria de agradecimiento, un momento de gratitud en el cual contemplas la belleza y te haces dueño de ella.

Comienzas a seducir tu vida.

Pero ¿qué tipo de experiencias son las que pueden alimentar tu alma? Aquí no podemos dar recetas, es algo que sólo tú puedes saber y experimentar. Lo que resulta satisfactorio para una persona, puede significar exactamente lo contrario para otra. A mí personalmente me gusta sentir la naturaleza, pasear por la playa o subir a una montaña, la comunicación con la naturaleza me transporta a un tiempo espiritual. Escuchar o interpretar música es una experiencia espiritual para algunas personas.

Aunque cada persona experimenta lo espiritual de una manera muy diferente, pero todos tenemos la necesidad y el derecho de dedicar parte de nuestra vida al cultivo del espíritu. Esto no es fácil. Hay muchos obstáculos. Tenemos que soportar la presión de esa parte de nuestra psique orientada al trabajo, con frecuencia defensiva, que mide el valor de nuestra vida sólo en función de resultados -qué tanto producimos-, y no en función de la calidad de nuestras experiencias. Vivimos en una cultura materialista, que valora ante todo la productividad.

Por desgracia, algunas personas esperan hasta sufrir un ataque cardíaco, o una úlcera, o un hijo adolescente en problemas, o que su esposa los deja, para empezar a prestarles atención a las necesidades de su alma. Son estas experiencias dolorosas las que los motivan. Pero no hay por qué esperar hasta que la situación se vuelva desastrosa. Tú puedes abrirte a la posibilidad de nutrir tu alma y convertir esta tarea en una prioridad. Toma atenta nota de la forma cómo gastas tu energía vital haciendo cosas que no te enriquecen espiritualmente.

Las responsabilidades cotidianas, como llevar a los niños al colegio, pagar las cuentas, hacer el mercado, acaban por invadir todos los momentos de la vida. Y cuando estamos tan absorbidos por este cúmulo de tareas, no nos quedan muchos momentos para vivir experiencias espirituales.

Como las cualidades que conducen al éxito son sobrevaloradas nos dedicamos a desarrollarlas; para acomodarnos a las expectativas, recortamos de nosotros mismos aquello que no es valorado por los demás, y en este esfuerzo terminamos por perder parte de nuestra alma.

La pérdida de lo espiritual produce una nada, un vacío, que tratamos de llenar con actividades rutinarias, porque este es el camino de menor resistencia: sentarse al frente del televisor, trabajar un par de horas más, o cumplir con alguna tarea de las que tenemos en la lista de cosas pendientes. Pero todavía es tiempo de realizar cambios en nuestra vida que nos permitan recuperar esas partes perdidas de nosotros mismos, esas partes abandonadas del alma. La decisión de reconectarnos con nuestra alma es la mejor manera de seducirla, de llenar espacios nunca antes probados, de sentir plenitud por lo vacío y riqueza por la nada.

Reencuéntrate con esas partes silenciosas de ti mismo, que se han atrofiado por falta de uso. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué me hacía feliz cuando era niño: la pesca, la jardinería, el trabajo manual, la escultura, la talla en madera o la pintura?

Recuerda aquellas cosas que te dieron placer cuando eras joven y tenías más tiempo, puesto que este regreso puede significar un reencuentro con tu alma.

Cuando descubras que hay algo que alimenta tu espíritu y te proporciona felicidad, ten cuidado de abrirle un espacio en tu vida (en el buen sentido).

Cuando uno atiende las necesidades de su alma, experimenta un sentimiento de libertad. Cuando estamos absortos en una actividad que alimenta el espíritu nos sentimos liberados, creativos, ajenos al paso del tiempo y en armonía con nosotros mismos. Cuando ignoramos las cosas del alma y sólo nos dedicamos al trabajo, tenemos la sensación de vivir prisioneros, estamos tensos, porque cargamos sobre nuestros hombros todo el peso de nuestra infelicidad. Por el contrario, las experiencias que nutren el alma nos disponen para responder a la belleza que nos rodea, en los otros y en el mundo. A partir de mi propia experiencia, la contemplación de la belleza es una vía de acceso al alma. Si hay belleza en nuestra vida, nuestras cargas se harán más ligeras y las asumiremos con una mirada diferente. Mirar a los ojos de alguien que contempla la belleza es como mirar a través de las ventanas del alma. Cada vez que vislumbramos la profundidad del alma, cada vez que retenemos el aliento y sentimos la belleza, sabemos que el alma está presente.
Revista Parèntesis - El Carabobeño, Domingo 29 de Abril de 2007

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